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Aftas Bucales: Todo lo que Necesitas Saber

Las aftas, esas molestas llagas que aparecen en la boca, son uno de los problemas más comunes y que afectan millones de personas todos los días.

Claro, no están ni cerca de ser contagiosas pero sí pueden ser muy molesto.

Generalmente, estas pequeñas lesiones son redondas y de color blanco o amarillento, rodeadas por un halo rojo. A menudo, nacen en el interior de las mejillas, en los labios, la lengua, o en las encías.

En primer lugar, es importante comprender que las aftas son diferentes y no hay nada que ver con el herpes labial, que tiene como causa el virous del herpes simple.

Por otro lado, las causas de las aftas pueden ser variadas, incluyendo estrés, lesiones en la boca, alergias a alimentos, deficiencias nutricionales, o ciertas condiciones médicas. Además, algunos estudios sugieren que pueden tener un componente genético.

Ahora bien, aunque las aftas suelen ser inofensivas y desaparecen, sin hacer nada, sólas y en una o dos semanas, es fundamental tener ojo a su evolución.

Si las lesiones son muy grandes, persistentes, o se acompañan de otros síntomas como fiebre o dificultad para comer, se recomienda consultar a un profesional de la salud.

Causas comunes de las aftas

Las aftas no tienen una causa única, sino que pueden ser el resultado de diferentes factores. Identificar estos factores puede ser útil para prevenir su aparición.

Dos desencadenantes comunes son la ansiedad y el estrés. Así que, momentos de mucha tensión pueden hacer con que las aftas aparezcan, y los motivos son los cambios en el equilibrio hormonal y el sistema inmunológico.

Por otro lado, las lesiones en la boca, como las causadas por mordeduras accidentales, aparatos dentales o cepillado agresivo, también pueden provocar aftas.

La alimentación tiene un papel clave. Alimentos ácidos o picantes suelen irritar nuestra boca y eso puede hacer con que nazcan las aftas.

Además, la falta de vitaminas y minerales, como la vitamina B12, hierro y ácido fólico, están relacionadas con un mayor riesgo de desarrollar estas lesiones.

Por último, condiciones médicas como enfermedades autoinmunes, trastornos digestivos o cambios hormonales también pueden estar detrás de las aftas recurrentes.

Es por eso que, ante la aparición frecuente de estas lesiones, es recomendable realizar una consulta médica.

Tratamientos efectivos

Aunque las aftas suelen desaparecer sin tratamiento, existen opciones para calmar el dolor y hacer con que la curación venga más rapido. Estos tratamientos pueden ser de gran ayuda, especialmente en casos de aftas grandes o muy dolorosas.

Los enjuagues bucales con ingredientes antisépticos o antiinflamatorios pueden tener una gran eficienci y ayudar a reducir el dolor y la inflamación.

Además, existen pomadas y geles buenísimos para las aftas que protegen la zona afectada y aceleran el proceso de curación.

Por otro lado, en algunos casos, los médicos pueden prescribir medicamentos como corticosteroides, especialmente si las aftas son grandes o no responden a tratamientos convencionales.

También, es importante mantener una buena higiene bucal y evitar alimentos que puedan irritar las aftas mientras estas sanan.

Prevención: consejos y buenas prácticas

La prevención de las aftas viene si adoptas ciertos hábitos y cuidados en la vida diaria. Aquí van algunos consejos útiles:

No te olvides de la higiene bucal, es super importante. Cepillarte bien los dientes tras cada comida y pasarte el hilo dental a diario puede prevenir problemas en la boca. Además, elige un cepillo que sea suave para no dañar tus encías.

La dieta también es una de las clave. Evitar alimentos ácidos, picantes, o muy salados puede reducir la frecuencia de las aftas. Además, necesitas llevar una dieta equilibrada, rica en vitaminas y minerales, para evitar deficiencias nutricionales.

Finalmente, cuidar del estrés y la ansiedad es esencial. Técnicas de relajación, ejercicio regular, y una buena calidad de sueño pueden contribuir a un mejor equilibrio emocional y reducir la aparición de aftas.

Los principales mitos

Existe mucha información sobre las aftas, pero no toda es precisa. Vamos a desmentir algunos de los mitos comunes.

Un mito que muchos dicen, casi siempre, es que las aftas son altamente contagiosas. Pero lo que no dicen es que las aftas no son causadas por un virus, diferente del herpes labias. Asi que, como no hay virus, no son contagiosas.

Otro mito es que las aftas siempre son una señal de algo más grave. Si bien es cierto que pueden estar relacionadas con condiciones médicas, pero en la mayoría de las veces son inofensivas y no indican problemas de salud serios.

Finalmente, hay quienes creen que las aftas se pueden curar con remedios hechos en casa, con cositas más caseras, como el jugo de limón o el vinagre. Es posible que haya un alivio, pero 100% temporal. Después, puede irritar aún más la lesión Por ello, la mejor opción es hacer un tratamiento específico o consultarse con un profesional.

La conexión de la nutrición con las aftas

La salud de nuestra boca tiene muchísima relación con lo que comemos, mucho más do que pensamos. La nutrición cumple un papel importantísimo, ya sea en la prevención o en el manejo de las aftas.

Una alimentación variada con frutas, vegetales, carnes magras y cereales completos te da los nutrientes que necesitas para un sistema inmunológico fuerte, pero también te ayuda a evitar esas deficiencias que pueden acabar en aftas.

Por ejemplo, la deficiencia de vitaminas del grupo B, hierro, zinc y ácido fólico está directamente relacionada con la aparición frecuente de estas lesiones.

Además, es importante evitar alimentos que puedan irritar la boca. Alimentos muy ácidos, picantes, o con bordes afilados, como algunas papas fritas, pueden dañar la delicada mucosa bucal y provocar la aparición de aftas.

Mantenerse hidratado también es fundamental, ya que una buena hidratación ayudan a tener una mucosa oral saludable.

En conclusión, las aftas bucales son un problema común pero manejable. Conociendo sus causas, tratamientos, y medidas preventivas, puedes reducir su frecuencia y mejorar tu calidad de vida.

Recuerda, ante cualquier duda o si las aftas son persistentes, la consulta con un profesional es siempre la mejor opción.